Con su carisma romántico, aunque la plaza de Wijngaardplein encante al instante a cada transeúnte, se le debe dedicar un tiempo, ya que tiene mucho que ofrecer. La puerta de entrada del Beaterio acapara directamente toda la atención, pero te animamos a echar un vistazo también a la casa de Sashuis. Este pintoresco edificio organizaba el suministro de agua del centro urbano y se encargó además del nacimiento del Lago del amor. La actual casa de Sashuis se erigió en el siglo XVI y reemplazó un complejo de canalizaciones del siglo XIII. La casa de Sashuis lleva sin operar desde la década de 1970, pero aún se pueden admirar sus tres orificios aliviaderos. El hecho de que la plaza de Wijngaardplein sea también la parada oficial de descanso de los carruajes no se puede negar. Los caballos disfrutan aquí de una breve pausa con vistas a los cisnes brujenses. Se trata del único lugar del centro urbano en el que se les da de comer. Eso explica por qué se reúnen tantos cisnes en este espacio.